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Una dura política, lo que espera Rusia de la Administración Biden

Expertos apuntan a que continuarán las sanciones y la relación entre los mandatarios será ‘fría’.

La llegada del demócrata a la Casa Blanca despertó esperanzas en Moscú, como fue hace cuatro años con la mudanza de Donald Trump al 1600 de la Avenida Pensilvania.

«Por ahora no se planean contactos concretos», dijo este jueves el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien recalcó en los últimos días que Rusia no espera cambios en las relaciones con EE. UU.

Biden es un viejo conocido de Rusia, no solo por haber sido el vicepresidente de Barack Obama, sino por sí mismo: como senador de Delaware que vivió la Guerra Fría desde principio a fin y que conoce bien cómo actúa y piensa Moscú.

El presidente ruso, Vladímir Putin, no se llevaba bien con Obama, quien buscó en 2009 «reiniciar» sin éxito las relaciones con Rusia, pero con Biden, de 78 años, tampoco ha tenido una buena experiencia.

«Señor primer ministro, le estoy mirando a los ojos y no creo que usted tenga alma», le dijo Biden en una visita en 2011 a Moscú, según relató él mismo años después.

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Una década antes, George W. Bush había «visto el alma» a Putin y concluido que era un hombre «muy franco y digno de confianza». «Esta promete ser una de las relaciones personales más frías entre un líder estadounidense y ruso», opina el director del Centro Carnegie de Moscú, Dmitri Trenin.

Los signos no están bien alineados para una buena relación personal entre el mandatario ruso y Biden, quien ve a Rusia como el país que más «amenaza la seguridad de Estados Unidos», mientras considera a China su principal competidor: dos enemigos de Washington que EE. UU. intentará previsiblemente distanciar entre sí.

Habrá un consenso «antirruso» —además de «antichino»— y «pro OTAN», con el que Moscú tendrá que seguir lidiando, vaticina el experto en Rusia y asuntos Euroasiáticos Thomas Graham, director gerente de la consultora Kissinger Associates.Unas relaciones dañadas

«Unas relaciones dañadas no se pueden dañar. Ya están dañadas», resumió en noviembre Putin sobre las relaciones de Rusia con Estados Unidos, que se encuentran quizás en su peor momento desde la Guerra Fría.

Motivos para ello no faltan. Por parte de Rusia estos son el discurso «rusófobo» de EE. UU., sus intentos de imponer su modelo de democracia, el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas, la desestabilización del espacio postsoviético, el desmantelamiento de la arquitectura de seguridad global, las acusaciones de injerencia o el boicot de proyectos económicos como el Nord Stream 2.

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Para Estados Unidos son la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, la violación de tratados de control de armas, ataques cibernéticos a gran escala, la anexión de Crimea en 2014 y su participación en el conflicto en el este de Ucrania, la persecución de la oposición y de activistas o los envenenamientos del exespía Skripal en 2018 y del líder opositor Alexéi Navalni en 2020.